Ocean Gate: Sin asientos y con un solo inodoro. Así era el interior del submarino que implosionó en el Atlántico

El ‘timón’ de Titán era similar al de un videojuego y tenía una movilidad muy limitada.

El pasado 18 de junio, el sumergible Titán, de la compañía OceanGate, se adentró en el Atlántico con cinco personas a bordo con el objetivo de contemplar los restos del Titanic. Este privilegio, reservado a pocos en la historia, resultó en una tragedia cuando a las 11:47 a. m., hora local, se perdió toda comunicación con el sumergible, sumiendo a sus ocupantes en un destino incierto.

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Los restos del Titanic, hundido en 1912, se encuentran a una profundidad de 3.800 metros. Alcanzarlos no era una tarea fácil, y se estimaba que el descenso y ascenso del sumergible tomaría aproximadamente ocho horas en el Atlántico. Sin embargo, después de ese tiempo, la nave fue reportada como desaparecida, lo que desencadenó una frenética búsqueda contrarreloj. La prioridad era encontrar con vida a las cinco personas a bordo de Titán, que contaba con solo 96 horas de oxígeno.

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Lamentablemente, el 22 de junio, la guardia costera y OceanGate confirmaron que el sumergible había implosionado y que todos los pasajeros habían fallecido en el incidente.

¿Qué es una implosión?

Una implosión es un fenómeno opuesto a la explosión, en el cual un objeto se contrae hacia su centro debido a la presión exterior, que supera la presión interna. En el caso de Titán, la presión del agua en las profundidades donde se encontraba el Titanic era superior a la resistencia del casco del sumergible, lo que provocó su colapso.

La tragedia de Titán ha suscitado numerosas interrogantes sobre la seguridad de la embarcación, su estructura y las condiciones en su interior.

Hamish Harding, un empresario y explorador británico; Shahzada Dawood y su hijo Suleman, miembros de una de las familias más adineradas de Pakistán; Paul-Henry Nargeolet, un experto marítimo francés; y Stockton Rush, CEO de OceanGate, son las personas que perdieron la vida en el sumergible.

Así era el interior del sumergible

En primer lugar, es importante aclarar que Titán no era un submarino, sino un sumergible. ¿Cuál es la diferencia? Un sumergible funciona estáticamente en un lugar o tiene una movilidad muy limitada, mientras que un submarino es autónomo y puede desplazarse en diversas direcciones y recorrer grandes distancias.

Titán estaba construido con fibra de carbono y titanio, con un peso de 10.433 kg. Por lo general, sus inmersiones tenían una duración de entre 10 y 11 horas. El sumergible era capaz de descender a una profundidad de 4.000 metros y medía solo 6,7 metros de longitud y 2,8 metros de ancho.

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Cabe destacar que Titán era muy estrecho y carecía de asientos. Solo podía transportar a cinco personas sentadas, y contaba con un único baño en su interior.

El sistema de control del sumergible, similar al de un videojuego, permitía al operador avanzar (a una velocidad de 5 km/h), retroceder y girar.

El mecanismo de descenso se controlaba mediante un solo botón, y Stockton Rush, en una entrevista en noviembre pasado, mencionó que deseaba que el sumergible se asemejara a un "ascensor".

La tragedia de Titán ha dejado un profundo pesar en el mundo de la exploración submarina y plantea interrogantes sobre las condiciones de seguridad y el diseño de los sumergibles utilizados en este tipo de expediciones. Las autoridades competentes continuarán investigando las circunstancias que llevaron a la implosión del sumergible.

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